viernes, 26 de junio de 2009

Centros de menores


Este tema da para un sinfín de entradas, comentarios, entrevistas, videos... y sobre todo opiniones, pero voy a intentar resumir la mía con lo siguiente:


“Cuando a un niño le falta un hogar, sufre la presencia fría y endurecida de los demás, a nadie le importa si le duele algo o está enfermo, si tiene frío, sed o hambre, entonces aprende a defenderse de la frialdad de sus congéneres endureciendo el gesto, perdiendo la sonrisa, agrediendo. Muchas veces nos topamos con niños en esa situación, nos lo podemos imaginar sólo con verlos, y sin embargo ninguno de nosotros se alarma o se preocupa, pero si el día de mañana alguno de esos niños comete un delito, nos indignamos y pedimos que se haga “justicia”. Olvidamos en esos momentos su desdicha y abandono, centrándonos en nuestro egoísmo y esquivando la responsabilidad de atender el llamado infantil que exige atención y cariño. La sociedad a todas horas clama protección y defensa, pero desatiende las causas de los males que sufre. De esa forma, si un delito juvenil nos espanta, más debería hacerlo la indiferencia hacia un sentimiento al que no nos hemos acercado.”

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